El ser humano conoce con claridad los efectos de una gripe o influenza pandémica por lo que las alertas de la OMS no se han hecho esperar. Contextual a este fenómeno nos vemos inundados de información que a menudo confunde o incluso asusta.
En pos de evitar esto aclaremos algunas interrogantes fundamentales consultadas al especialista en Pediatría, el Dr. Germán Sepúlveda:
¿Es la Gripe o Influenza sinónimo de resfriado?
No, no es lo mismo. El resfrío común es una enfermedad benigna, con coriza (mocos blancos), cefalea (dolor de cabeza) leve, algunos dolores musculares y a veces fiebre que dura 2 ó 3 días, ocasionada por varias familias de virus.
Por el contrario, la Influenza o Gripe es una enfermedad complicada provocada por una familia de virus denominados Haemophilus Influenza, a la cual pertenecen más de 100 variedades o serotipos. Las manifestaciones clínicas pueden ir desde algo parecido a un simple resfrío común, a una enfermedad más seria con evolución más larga, de entre 7 a 10 días, gran malestar general, fiebre alta, cefalea, fuertes dolores musculares y calosfríos intensos. Característicamente tiene una rápida diseminación y un mayor riesgo de complicaciones, tales como, neumonías, derrames pleurales o incluso la muerte. No podemos olvidar el alto ausentismo laboral que genera importantes pérdidas económicas en nuestras sociedades.
¿Es la Influenza más frecuente hoy que en el pasado?
No. Esta enfermedad evoluciona con ciclos y así se describen grandes pandemias con alto número de infectados y muertes cada 50 años aproximadamente, existiendo algunas reactivaciones de menor magnitud pero con grandes repercusiones sociales.
¿Por qué no existe una cura definitiva para estos virus?
Porque tienen la capacidad de mutar, es decir, de cambiar su estructura de manera que pueden ir engañando a nuestro sistema inmunológico o haciéndolo poco eficiente en la fabricación de anticuerpos que van quedando así obsoletos. Además, pueden desarrollar y compartir sistemas de resistencia a los fármacos antivirales que fabricamos, por lo que se nos torna muy difícil tratarlos. En este sentido su comportamiento es muy parecido al virus del Sida.